¿Es una fe sincera la fe que no actúa?
Jean-Baptiste Racine
Bien conocida es la afirmación de que una fe sin obras es una fe muerta, con lo cuál, podemos identificar la fe -o falta de- de las personas por las obras que realizan. Y dichas obras son de muchos, el reflejo del temor y la desconfianza en ellos mismos, en los demás y en Dios.
La fe es creación personal robustecida por la Asistencia Divina, y es creación personal en el sentido de que somos nosotros los que la promovemos desde nuestra humildad, o la impedimos desde nuestra soberbia. Creer que puedo lograr algo significativo para mí constituye uno de los ingredientes esenciales del vivir con pasión; creer que no lo puedo lograr, constituye uno de los ingredientes esenciales del mero existir resignado.
¿Realmente nuestra fe mueve montañas? ¿Las montañas de la indiferencia y la ignorancia? ¿Las montañas del temor y la desconfianza? ¿Las montañas de la mediocridad y la comodidad? ¿No? ¿Por qué no? ¿Por qué no puedes? O...porque en realidad ¡no quieres!
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